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Bursatilización y Ley de Prestación de Servicios hacen a un lado a los municipios.

Por Gabriel Yorio González



La descentralización que nuestro país ha experimentado en las últimas décadas ha provocado que los municipios cada vez tengan mayores responsabilidades y a la vez mayores recursos. Sin embargo, nuestros municipios se encuentran en una terrible situación, ya que son más las responsabilidades que les asigna la constitución en cuestión de prestación de servicios y no es suficiente el dinero.


Los municipios mexicanos enfrentan dos problemas principales, uno es el corto periodo de gobierno y otro la falta de generación de recursos propios. El periodo de tres años que no deja de ser el pretexto más común entre los alcaldes para justificar porque no hicieron nada. Por otro lado, una de las quejas más comunes entre los alcaldes es también que no hay dinero, pero en realidad no cobran los impuestos locales que deberían cobrar. Su esfuerzo recaudatorio es muy bajo y dependen del dinero que les envía la federación. En promedio el 80 por ciento de los recursos con los que los municipios trabajan son los que les da la federación.


Esta situación ha provocado que los gobiernos busquen alternativas para obtener más recursos. Una de ellas es el endeudamiento tradicional o bien endeudamientos más sofisticados como la bursatilización. También existen otros mecanismos como son los PPS (Proyectos de Prestación de Servicios), que son una manera rápida de generar infraestructura sin necesidad de endeudarse. Además, es un mecanismo amigable al presupuesto porque entra dentro del gasto corriente.


En este sentido, Veracruz ha sido un estado innovador. Actualmente el estado ha realizado dos bursatilizaciones del impuesto para la tenencia, una para el gobierno del estado y otra para un conjunto de municipios y también tenemos una Ley de Proyectos para la Prestación de Servicios. Esta ley permitiría a los municipios contratar PPS para lograr una mayor generación de infraestructura y sobre todo mejorar los servicios públicos de los que está encargado. Sin embargo, ¡esta ley no incluye a los municipios!


Tal parece que los diputados locales, que son los encargados de representar a los ciudadanos y a sus municipios, aprobaron y discutieron una ley que no incluye a los municipios. Por tal motivo, la unidad de gobierno más cercana a la población y la encargada de la prestación de la mayoría de los servicios públicos más importantes no pueden realizar PPS.


Los diputados locales se durmieron en sus laureles. Olvidaron, o no terminan de entender, su función y la razón por la que fueron electos, que es cuidar y defender al municipio y a sus habitantes, o bien, aprobar leyes que generen el desarrollo de éstos. Una ley de prestación de servicios que no incluye a los gobiernos locales les provoca que pierdan la valiosa oportunidad de utilizar mecanismos que podrían generar una mejor provisión de servicios para su población. Al final los afectados somos los habitantes, que elegimos a diputados locales que simplemente no vieron por nuestros intereses.


Por otra parte, los diputados locales aprobaron una bursatilización del Impuesto a la Tenencia Vehicular usando como fuente de pago la parte proporcional que le toca a los municipios. Esto no es otra cosa más que pedirle prestado a inversionistas en la bolsa (la palabra “Bursatilización” viene de “operaciones bursátiles”, que son las que se hacen en la Bolsa Mexicana de Valores).


No obstante este es un mecanismo innovador, la bursatilización de la tenencia en Veracruz es regresiva y pone en desventaja a los municipios veracruzanos más pobres, por la simple razón de que la tenencia se reparte con base en la generación de la misma. Es decir, le toca más de la recaudación del impuesto de la tenencia a quien tiene más parque vehicular, que son los municipios más grandes y más ricos. Por esta razón, al bursatilizar la tenencia la operación se vuelve regresiva, ya que le da más dinero a los municipios grandes dejándoles menos dinero a los chicos. ¿Sabían esto los diputados locales?


No todo está perdido. La bursatilización ya se hizo y tuvo un efecto regresivo, pero todavía se puede beneficiar a los municipios pequeños o más pobres. Es sencillo. En lugar de usar como fuente de pago la tenencia (un impuesto sobre la riqueza) usemos como fuente de pago los recursos que se generan para el combate a la pobreza, que son los del ramo 33. En específico, el fondo ocho, el FAIS municipal. Usando esta fuente de pago se le da más recursos a los que menos tienen, esto es, a los municipios más pequeños y más pobres. Este mecanismo es más eficiente.


Finalmente, incluir a los municipios en la Ley de Proyectos para la Prestación de Servicios es fácil, sólo hay que modificar la ley, para eso nuestros diputados locales tienen que hacer una propuesta y discutir una iniciativa de ley. Si bien suena simple en realidad es difícil por la simple razón de que necesitamos que nuestros diputados locales no se distraigan soñando con las próximas alcaldías municipales.




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Aumentó las tasas de interés, contrario a lo que solicitó Calderón

Por Gabriel Yorio González


Después de un pequeño debate el Banco de México (Banxico) terminó subiendo las tasas de interés de fondeo en 25 puntos cuando los empresarios y el Presidente Felipe Calderón habían solicitado que las disminuyera. Con esto en el Banxico dejó en claro el ejercicio de la autonomía que se le otorgó durante el sexenio del ex presidente Zedillo. Este aumento en las tasas es relevante para los mexicanos por varias razones que a continuación se discutirán.

Como ya lo mencioné esta decisión refrenda la autonomía del Banxico. Antes de que se diera dicha autonomía, el Banxico era manejado y administrador directamente por el presidente de la República, lo que provocaba que cediera a las presiones de generar más dinero provocando las grandes inflaciones de las décadas de los 70 y 80 de las que ya nadie se quiere acordar. De esta manera, al dotar de autonomía al banco central y al darle el mandato constitucional de controlar el nivel de los precios, ya que ahora tiene autonomía para decidir la política monetaria del país y no ceder a las presiones del presidente. Gracias a esa autonomía nuestro país goza de niveles de inflación controlados. Por esta razón, cuando el presidente le solicitó al banco central la reducción de las tasas de interés, prácticamente eliminó esta posibilidad porque atentaba contra la credibilidad del Banxico. ¿Entonces por qué lo solicitó?

El presidente Calderón solicitó una reducción de las tasas porque se encuentra preocupado por la economía, ya que la recesión de los Estados Unidos se ha acentuado igual que la economía mexicana está perdiendo dinamismo. Al reducir las tasas de interés se provoca que baje el costo de los proyectos porque el crédito es barato y de esta manera se podría estimular la economía. Esta solicitud del presidente corresponde a una política monetaria expansiva, que implica reducir la tasa de interés y confirma a un presidente con la intención de estimular el crecimiento económico.

Ambos, el presidente y el Banxico, están en lo correcto. La situación de la economía mexicana ameritaría una política que trate de impulsar el crecimiento (reducir la tasa de interés como lo solicitó Calderón), pero al existir presiones inflacionarias la tasa de interés debe de subir para controlar la inflación. Es algo contradictorio, pero así es la economía a veces. ¿Cuál decisión tomar? La respuesta nos indica que el asunto de fondo es que el Banxico tiene el mandato por ley de controlar la inflación, no de estimular el crecimiento, y por esta razón, una política monetaria como la que recomendó el presidente no tiene lugar en los objetivos del Banxico. Bajar o mantener la tasa de interés implicaría reducir el diferencial que existe con las tasas internacionales (los bancos centrales de otros países están aumentando sus tasas) y esto implicaría que el tipo de cambio aumentara. Además, la inflación que ahora estamos sufriendo viene del exterior y sus niveles todavía no son alarmantes, ya que siguen estando por debajo del cinco por ciento.

El Banxico aumentó las tasas en 25 puntos porque el último dato de inflación indicó que se estaba alcanzando los niveles máximos de inflación estructural que tiene el país, por lo que era necesario enviar una señal de control para mantener la credibilidad y a esto obedeció esta decisión. Por supuesto la decisión fue contraria a lo que el presidente recomendó.

Esto indica que efectivamente México ya comienza a presentar cierta vulnerabilidad económica causada por los eventos económicos que están ocurriendo en el exterior y que hasta ahora habían sido ajenos. Sin duda los precios altos de combustibles, alimentos y la desaceleración de la economía norteamericana han comenzado afectar la situación económica de nuestro país, por lo que tiempos difíciles se acercan.







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Presiones por eliminar el subsidio a las gasolinas.

Por Gabriel Yorio González


Un nuevo tema lucha por incorporarse en la agenda nacional y es el tema del subsidio a las gasolinas, que en los últimos años, hemos disfrutado los mexicanos sin saberlo, gracias a la estructura de precios de las gasolinas en nuestro país. Pero, ¿cómo funciona esta estructura de precios?, ¿porqué este tema ahora parece entrar a la agenda nacional?, ¿cuáles serían los efectos?
La estructura de precios de la gasolina tiene varios componentes que son precios de referencia como el precio del productor (de PEMEX), el costo de la gasolinera distribuidora, el costo de transporte a esa gasolinera, y dos impuestos: el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS sobre gasolinas) y el Impuesto a las Ventas Finales. Todos estos son componentes del precio que pagamos. Pero, si hablamos de precios, costos e impuestos, ¿dónde está el subsidio?
Antes de responder a esta pregunta debemos recordar que durante mucho tiempo el precio del petróleo estuvo muy por debajo del nivel que actualmente se encuentra. También debemos recordar que PEMEX tiene un carácter de monopolio, por lo que fija el precio de la gasolina y del diesel independientemente de sus costos (el precio internacional del petróleo). Lo importante a resaltar es que el IEPS sobre gasolinas actúa como un residual, sube y baja conforme se mueve el precio internacional. No obstante, cuando el precio internacional del petróleo es muy alto, los costos de PEMEX y de transporte aumentan, mientras que el precio de la gasolina no, por supuesto sin tomar en cuenta el segundo impuesto de las gasolinas, que es el Impuesto Final a las Ventas. Esto significa que cuando el precio internacional del petróleo es alto, el IEPS se vuelve negativo y en lugar de pagarlo los mexicanos, lo ha pagado el gobierno federal, lo que lo convierte inmediatamente en un subsidio. En resumen, cuando el precio internacional del petróleo era bajo, el impuesto IEPS era positivo y los mexicanos pagábamos un precio alto de la gasolina y ahora, que el precio del petróleo es alto, el impuesto se ha convertido en subsidio porque el precio final de la gasolina no ha subido.
Hoy los consumidores nacionales pagamos un precio por la gasolina menor al que pagan en otros países, pero por mucho tiempo pagamos un precio muy alto en comparación con otros países. Este tema antes no estaba en la agenda nacional porque representaba ingresos para el gobierno federal, sin embargo, ahora se ha convertido en un problema de costos y los actores políticos comienzan a meter este asunto en la agenda porque el monto del subsidio igualó el presupuesto de la Secretaría de Desarrollo Social el año pasado, por lo que se comienza a manejar la idea de que se debería eliminar este subsidio, lo que equivale a aumentar el precio final de la gasolina.
Las implicaciones de subir el precio de la gasolina (eliminar el subsidio) serían inflación en los costos de transporte con el consecuente impacto inflacionario sobre el poder adquisitivo de los mexicanos por un lado, pero también un fortalecimiento de las finanzas públicas nacionales por el otro. Esto también implicaría quitar el impuesto (ahora subsidio) IEPS. Además, tendría un impacto ambiental, ya que la demanda de gasolinas podría disminuir y por tanto, racionalizarse el uso del automóvil.
Ahora bien, mantener el IEPS sobre gasolinas (que equivale a no reducir el subsidio) provocaría una presión sobre las finanzas del gobierno federal, que se pudo haber evitado si el IEPS hubiera actuado más como un fondo de reserva o estabilización en lugar de un componente residual.
Durante mucho tiempo los ciudadanos pagamos un precio de gasolina alto cuando los precios del petróleo nos permitían gozar un precio bajo y ahora que nos toca gozar de un precio bajo nos quieren quitar ese beneficio. Además, debemos recordar que existe el otro Impuesto a las Ventas Finales de Gasolina, que es positivo y ya lo estamos pagando, que se reparte entre los gobiernos estatales y lo curioso es que algunos gobernadores han sido los principales impulsores de esta idea de eliminar el subsidio. Los gobiernos estatales durante mucho tiempo gozaron de los excedentes petroleros y ahora que se han reducido están pugnando por mayores recursos. Lo curioso es que están acostumbrados a sólo pedir recursos al gobierno federal, pero los gobernadores no hacen nada por eliminar su pereza fiscal y generar más ingresos estatales.
Existe una nueva situación en la economía global que hace necesario para nuestro país revisar muchos temas, entre ellos el de la estructura de precios de la gasolina. Desde el punto de vista económico, el tema es de importancia porque los precios de los energéticos se han mantenido altos y probablemente estén así durante varios años más, por lo que se ha convertido en problema para las finanzas del país; desde el punto de vista político parece ser que será otro tema electoral; y desde el punto de vista social, parece que una vez más nos tocará pagar el costo a los ciudadanos, que enfrentamos costos de primer mundo con salarios de tercer mundo.



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El precio que pagaremos por la escasez de alimentos

Por Gabriel Yorio González


El tema de la crisis provocada por la escasez de alimentos continúa en la agenda nacional generando un sentimiento de psicosis entre los mexicanos. Su relevancia en términos mediáticos ha llegado a opacar por completo el tema de la reforma energética. Hoy los mexicanos estamos más preocupados por el efecto que el aumento de los precios tendrá en nuestros bolsillos.


La escasez de alimentos que el mundo esta sufriendo tiene sus orígenes en la dinámica económica en la que actualmente se encuentran inmersos todos los países. El cambio climático ha provocado que las zonas agrícolas estén sufriendo fuertes sequías; los precios de los derivados del petróleo, como lo son los fertilizantes, han aumentado por el alto precio internacional del petróleo, lo que a su vez ha elevado los costos de producción. Asimismo, muchos analistas señalan que la situación financiera del mundo ha provocado que se realicen inversiones especulativas en trigo, maíz y arroz con el objetivo de cubrir la pérdida del valor del dólar.


Debemos reconocer que la escasez de alimentos en nuestro país tiene un componente local ubicado en la baja competitividad del campo mexicano. Desde hace varios años México se ha transformado en un país urbano y ha dejado de ser un país rural. La migración del campo a las ciudades ha provocado que actualmente cerca del 70 por ciento de la población mexicana este viviendo en zonas urbanas, lo que ha provocado un aumento en la demanda de servicios públicos. Por otro lado, no sólo hemos sufrido un proceso de urbanización, si no que los centros urbanos que han crecido más han sido los metropolitanos donde confluyen diversos municipios urbanos, lo que ha provocado que la mayoría de los presupuestos públicos se inviertan en servicios urbanos con el consecuente descuido de las zonas rurales, lo que ha dejado obsoleta y descuidada a la planta productiva del campo mexicano. El precio de este fenómeno lo estaremos pagando ahora con la escasez de alimentos.


De acuerdo a cifras de la OCDE durante los próximos diez años los precios de los granos estarán aumentando, provocando el encarecimiento en términos reales de entre un 10 y 35 por ciento. Si tomamos en cuenta algunas investigaciones del Centro de Investigación y Docencia Económica, indican que el salario mínimo real actual de los mexicanos se encuentra a niveles de 1920, el impacto en los sectores de la población de ingresos medios-bajos será importante. Nuestro país es deficitario en alimentos, además de ser un país de bajos ingresos por persona, lo que nos advierte de la gran dificultad que se podría generar en la población. Algunos pronósticos indican que este año el costo de importar alimentos podría aumentar hasta 40 por ciento y que la canasta de alimentos importados costará mucho más de lo que valía hace 8 años.


Algunos especialistas han comenzado a señalar que una salida a este problema es la apertura a la compra y producción de maíz transgénico para contrarrestar la posibilidad de no lograr cubrir la demanda de maíz nacional. Por supuesto, este tema provocará una gran polémica ya que estamos en riesgo de perder el liderazgo en biodiversidad que nos colocan como líder mundial al tener más especies de maíz que ningún otro país.


Finalmente, el éxito de cualquier política que tome el gobierno federal dependerá en gran medida de la inclusión de los productores agrícolas pequeños y del fortalecimiento del campo. Evitar beneficiar sólo a los grandes productores y asegurar inversiones en infraestructura del campo podrían ser atenuantes de una situación que sin duda afectará a millones de mexicanos.



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Escasez de alimentos en México

Por Gabriel Yorio González


En las últimas semanas el tema de los alimentos ha cobrado tal importancia que ha desplazado al debate energético. En los últimos días cuando menos cuatro importantes diarios de circulación nacional presentaron encabezados relacionados con el tema de la escasez de alimentos en el país, así como del alza en los precios.

Un indicador de esta situación la podemos encontrar en el último reporte de inflación del Banco de México, el cual señala que se han experimentado incrementos en los precios de productos básicos en las tiendas. Asimismo, el informe expresa que los precios de los alimentos procesados continúan elevándose, así como el precio del arroz, los aceites y grasas vegetales comestibles, los cuales a su vez ya han impactado los precios en servicios como loncherías y restaurantes. Sin duda el último dato de inflación ya refleja que el incremento de los alimentos en México es preocupante.

La escasez ocurre cuando una región no puede proveer de energía y nutrientes suficientes a la población y usualmente es considerado un problema de producción, es decir, que no se está producción suficiente comida. Cuando la demanda supera la oferta se provoca un aumento en los precios de los alimentos. Por esta razón es importante ver el comportamiento de los indicadores de inflación, sobre todo aquella relacionada con los alimentos básicos.


Desde mayo de este año la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación por sus siglas en inglés) en su informe Perspectivas Alimentarias señaló que los precios de los alimentos se están elevando y que esto podría afectar a los países más pobres donde la población dedica una parte importante de sus ingresos en la alimentación. Algunos analistas señalan que estos incrementos se deben al uso, cada vez mayor, de biocombustibles, como el etanol y el biodiesel producidos a partir de granos de maíz, arroz, soya y trigo. Esto significa que la demanda de estos productos esta aumentando más que la producción.

El Banco Mundial por su parte coincide con el tema del encarecimiento de los alimentos a nivel mundial y prevé un impacto negativo sobre poco más de 100 millones de personas en los países en vías de desarrollo. El presidente de este organismo internacional afirmó que los precios de los alimentos se mantendrán a la alza hasta el 2010, lo cual refleja un panorama desalentador para todas aquellas familias en situación de pobreza.

La solución lógica sería aumentar la producción, sin embargo esto no es fácil dada la situación en que se encuentra la planta productiva agrícola del país. Recordemos que México tuvo el problema del maíz y el aumento en el precio de la tortilla hace un año. Ahora, es posible que volvamos a enfrentar un problema similar y debemos tener en cuenta que en nuestro país existen regiones muy parecidas en nivel de vida a las de algunas naciones de África, por lo que el nivel de vida de los mexicanos podría estar en riesgo. Nuestro país desde hace más de diez años ha dependido de las exportaciones de alimentos y en la actualidad siembra el 13 por ciento de la superficie que se sembraba en 1990.

Para algunos analistas esta situación es vista como una oportunidad para dedicar inversión a la extensión de terrenos para la producción de alimentos y capitalizar al campo. Sin embargo, esto sólo ayudaría al sector productor, ya que ahora los productos del campo podrían ser vendidos a mejores precios (suponiendo que no existiese el “coyotaje”), pero el gobierno federal deberá realizar políticas de apoyo a las familias consumidoras que estarían enfrentando estos precios.

En este sentido, el Gobierno Federal ha anunciado medidas como la eliminación de impuestos para importación de trigo, maíz blanco y amarillo, fijación de una cuota de importación del fríjol libre de impuesta y la garantía de que habrá suficiente abasto en productos como leche en polvo. Asimismo la tecnificación del campo, apoyos a pequeños productores agrícolas y precios más accesibles para fertilizantes.

Aunque estas políticas podrían funcionar, tal vez sería conveniente ver las cosas de otra forma y tomar la situación de la escasez de alimentos como el argumento perfecto para destrabar el tema del debate energético (petrolero). Capitalizar al campo a través de infraestructura y apoyar a las familias en situación de pobreza podría ser un buen destino de los recursos petroleros. Ese podría ser un buen objetivo de la reforma energética. Aprovechar nuestros recursos naturales para generar riqueza a un sector que podría darle sustentabilidad alimentaría al país parece una labor noble. Por su puesto, habría que esperar que los políticos lo vieran así.


El jefe del Ejecutivo llamó a la unidad de los mexicanos y a no permitir que especuladores y acaparadores hagan de las suyas, por lo que pidió a quienes detecten a estas personas denunciarlos frente a las autoridades.

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La maldición de los recursos naturales


Por Gabriel Yorio González



El debate sobre la reforma energética continúa con exposiciones de los actores políticos nacionales y en general podemos resumir en dos grandes opiniones el debate, aquellos que sugieren que la participación privada podría sacar adelante a Pemex (reconociendo al mismo tiempo que el gobierno no puede dejar de depender de los ingresos petroleros) y aquellos que sugieren que el gobierno no necesita de agentes económicos privados para lograr tal objetivo.


Por este motivo, desde el punto de vista meramente económico valdría la pena hacer algunas reflexiones y para eso debemos comenzar por referirnos a “la maldición de los recursos naturales”, que es como los economistas llamamos a la situación de los países en desarrollo que son ricos en recursos naturales, pero que no logran tener una buena economía. Estas naciones dependen totalmente de la explotación de sus recursos naturales y presentan un patrón: son en realidad países ricos con poblaciones pobres. La dinámica política de este tipo de países, como lo es México, conduce a altos niveles de desigualdad entre su población, por que quienes controlan la riqueza del recurso natural la usan para mantener su poder económico y político. Esto no tiene nada que ver con la ideología, sino con un comportamiento económico y político esperado.


La teoría económica nos indica que aquellos países que tienen recursos naturales abundantes, como el petróleo, deberían de tener sociedades más iguales. Sin embargo esto no sucede en ninguna parte del mundo. México no es la excepción. Es común que en todos los países como el nuestro, se genere desigualdad porque la riqueza genera al mismo tiempo poder, lo cual posibilita que la clase dominante de esos países mantenga la riqueza para ellos mismos.


De esta manera, diversos estudios económicos nos indican que cuando la riqueza se genera a través de la apropiación de los recursos naturales de una nación, provoca un gran descontento entre la población y disminuye la fe en la economía de mercado, sobre todo cuando se sospecha que la riqueza fue adquirida ilegítimamente por medio de acuerdos entre gobiernos y empresas privadas.


En realidad los gobiernos deberían enfocar sus esfuerzos a asegurar que su población se quede con el valor máximo posible de los recursos que tiene su territorio. Análisis económicos y políticos ha detectado que en los países con grandes recursos naturales, las empresas de petróleo, gas y mineras tratan de obtener la máxima riqueza posible, pero a través de prácticas desleales, frecuentemente por medio de contribuciones a las campañas. Los candidatos ganadores regulan el sector para que sus financiadores puedan adquirir más recursos naturales. Aunque esto suena conocido, no sólo es un tema en México, sino en todos los países que tienen este tipo de características. Para ejemplificar esto, sólo hay que recordar cuando el ex presidente Bill Clinton, de los Estados Unidos, trató de asignar los recursos a través de subastas y fue derrotado por las empresas mineras. Caso contrario con el presidente George Bush, quien dio trato fiscal preferencial para las empresas de petróleo y gas, porque estas empresas donaron más de cinco millones de dólares para la campaña de Bush en 2004 y tres millones de dólares para la campaña de 2000.


Desde el punto de visa económico, el argumento a favor de la privatización indica que el sector privado es más eficiente que el público. Sin embargo, de acuerdo a varios investigadores, esto no es totalmente cierto. Existen empresas privadas ineficientes y empresas públicas eficientes también. Además, la eficiencia no lo es todo, ya que también es importante saber cuánto recibirá la población por sus recursos naturales.


Malasia, con su empresa petrolera PETRONAS, produce para el país más que los que reciben otros países que han privatizado su petróleo. Chile privatizó la extracción de cobre lo cual volvió al país sumamente eficiente en la extracción, pero con el pequeño detalle de que la riqueza sale del país, nada se queda para la población chilena. En el caso de Rusia la privatización del petróleo conformó monopolios que derivaron en grandes fortunas privadas. En estos casos, los países pierden dos veces, la primera cuando venden las empresas estatales o los recursos naturales por un precio injusto y después pierden posteriormente, cuando se dan cuenta que cometieron un error y quieren dar marcha atrás afectando las inversiones ya establecidas en el país.


Finalmente, el objetivo es que el dinero derivado de la explotación de recursos naturales debe ser bien aprovechado. Las naciones del medio oriente están utilizando sus rentas petroleras para desarrollar grandes destinos turísticos de lujo ante la previsión de que el petróleo algún día se va a acabar. Un ejemplo más es Noruega, cuya compañía petrolera estatal es eficiente y todos los recursos derivados el petróleo son ahorrados en un fondo de estabilización.


En México la reforma energética se centró en el petróleo y no se está hablando de otras fuentes de energía. Prácticamente con la propuesta de reforma, el gobierno ha dejado en claro que no puede dejar de depender de los recursos que le exprime a PEMEX, lo que es la principal causa de que la empresa está en la situación deplorable en la que está. Un tema de fondo que esta situación destaca es que existe un gran divorcio entre la clase política y la sociedad, ya que la reforma de los políticos puede fracasar o puede tener éxito, Pemex se puede privatizar o no, pero los ciudadanos seguimos sin percibir ningún beneficio de las decisiones que toman los políticos.



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INCERTIDUMBRE SOBRE LA RECESIÓN ECONÓMICA MEXICANA

Por Gabriel Yorio González


Por primera vez el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Ben Bernanke, reconoció que la economía de ese país entraría en una recesión en el primer semestre de 2008. Su discurso intentó dar confianza enviando el mensaje de que la mayor parte del ajuste económico ya ha pasado. Esta declaración da cuenta de que, en la percepción de los “hacedores de política” norteamericanos, la economía de aquel país todavía podría enfrentar un periodo complicado y caer en recesión.


El efecto que puede tener esta situación sobre nuestro país sigue siendo incierto. Si bien ahora tenemos y gozamos de una economía más estable y sólida, México podría recibir el contagio de la desaceleración o posible recesión norteamericana a través de varios canales de transmisión, por ejemplo, a través de la disminución de las remesas enviadas por los trabajadores mexicanos en aquel país. Debido a que la economía norteamericana comenzaría a detenerse, se empezarían a perder empleos y por lo mismo habría una caída en los salarios de los emigrantes, provocando una importante caída en los flujos de remesas. Debemos tener en cuenta que uno de los sectores más afectados por la crisis de crédito hipotecario norteamericano es la construcción, que es donde trabajan muchos inmigrantes mexicanos.


En esta línea de eventos, el aumento del desempleo en Estados Unidos provocaría una caída en el consumo y por consecuencia una caída en las exportaciones, es decir que en el agregado, EUA dejaría de demandar (comprar) productos del extranjero y este sería otro canal de contagio para nuestro país, ya que somos uno de los principales socios comerciales. Simplemente Estados Unidos dejaría de comprar productos e insumos mexicanos, por lo que los productores nacionales ya no podrían vender sus productos.


Otro canal de contagio importante podría ser la caída de los precios del petróleo, ya que al entrar en desaceleración o recesión, la economía norteamericana dejaría de producir y por tanto, de demandar insumos y petróleo, lo que provocaría de igual manera una caída en el precio de este insumo. Tomando esto en consideración, la caída del precio del petróleo impactaría directamente el nivel de ingresos públicos del gobierno, lo que es una posibilidad que ya contempla el Gobierno Federal, quien ya ajusto los criterios de política económica para construir el presupuesto de 2009 previendo que el precio del petróleo será aproximadamente la mitad del nivel actual.


Aunque no se espera una crisis, si se está a la expectativa de una desaceleración economía en nuestro país. De hecho el impacto esperado es que por cada punto porcentual que disminuye el crecimiento de Estados Unidos, la economía mexicana disminuye alrededor de 1.6 por ciento. Los especialistas recomiendan que los países latinoamericanos se encuentren preparados con políticas contra cíclicas para suavizar el impacto, en este sentido el gobierno del presidente Felipe Calderón estableció un Programa de Apoyo a la Economía que incluye diversas acciones que podrían funcionar como apaciguadores de la desaceleración, aunque su efectividad apenas está por verse.


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